Tengo que reconocer...que mi debilidad por él...es notoria. Lo miro siempre embelesado y con cara de tonto, como dice mi padre. Y de verdad que creo que tiene razón papá, cada vez que él habla me esfuerzo por entender lo que dice y comprender las cosas que hace. A eso le llamo yo...querer con todas las consecuencias, sin importarte si está bien o mal.
Hasta ahora, hablé de cómo me siento yo. Ahora hablaré de mi súper héroe, de mi dios. El es mi hermano mayor. El, se ocupa de todo lo que a la casa incumbe. Desde comida, hasta otro tipo de necesidades. Es increíble como sabe manejar todo tipo de situaciones. Cuándo mamá se puso enferma, el logró que el médico viniera a casa y le diera los medicamentos. Consiguió que le hiciera un seguimiento hasta que mamá falleció. No tenía cura y lo sabíamos pero no sufrió gracias a mi hermano. Del entierro mejor ni nombrarlo!!Mama fue enterrada como una reina. Todos estábamos orgullosos de cómo había llevado el tema "mamá" como decíamos en casa. A mí me hizo sentirme muy orgulloso de él.
Recuerdo el día que entró en casa con una joven tremendamente guapa y elegante. Sus ojos denotaban tristeza y miedo pero imagine que era porque la traía a casa. La joven hablaba poco pero nos miraba a todos como queriendo decir algo. Ósea...yo pensaba que era medio tonta. Si quieres hablar... hablas .Mi hermano y yo pasamos la tarde juntos jugando. El me tocaba la cabeza y se reía. Siempre me decía que era el mejor, y yo le respondía que quería ser como él de mayor. Sabia de todo y sabía hacer todo. Era increíble. Papá miraba desde el banco de piedra mientras nosotros jugábamos al balón. Para papá él no era su debilidad y yo lo intuía. Nos miraba triste y apagado. Yo no sabía si era porque mamá no estaba o simplemente porque no le gustaba que jugara conmigo. ¿Que pasaba en esa casa que todos estaban tristes menos él y yo?
Y así se hizo de noche. Yo entré en casa a lavarme las manos y mi hermano se quedó afuera con su chica. Papa me preparaba la cena. Me acerqué a él y le dije que había sido un día muy bonito en familia. Y me puse a mirar por la ventana. Mi hermano arrastraba a su amiga por el pelo. ¡Mis ojos salían de las cuencas! Ella lloraba, ni tan siquiera gritaba. Él le dio una patada en la cara y ella comenzó a sangrar. El comenzó a insultarla y ella sollozaba. Yo llamé a papa gritando y el miro hacia la ventana. Papa me abrazo y me susurró "No es un héroe, es un monstro". Mi hermano pasó con la amiga y ella se tapo la cara con el pelo. Se fue derecha al baño. Mi hermano comenzó a jalearme para seguir jugando y tocándome la cabeza como siempre hacía. Yo permanecí sentado en la mesa sin moverme. Sin hablar. Sin reírle las gracias. Cuando su amiga salió del baño, le puse un vaso de agua en la mesa. Ella me sonrió levemente. Ese día se me cayó un mito, ese día... crecí de golpe y entendí muchas cosas.
En una mano lleva la piedra, y con la otra muestra el pan. Plato.